Un día 10 de Diciembre de 2010 alquilamos un coche la gata encerrada y yo en Pepecar (un Golf, y nada caro, 40 euritos con todo riesgo porque somos torpes), salimos hacia la que se puede considerar la mayor aventura de mi vida hasta el momento (a falta de que me admitan en Pekín Express con mi hermano). Pues después de una hora sin saber poner las luces en el coche (con diversas pitadas, luces largas y gente que hace con la mano como un patito de "a ver gilipollas, que es noche cerrada y llevais las luces de posición), liarnos en la M-30 y tirar para Valencia, volvimos a encaminarnos y llegamos a San Martín de Montalbán, un pueblo pequeñito de Toledo (Vilares al lado suyo es Nueva York). Antes, casi al final del camino, la gata me hizo caso y se produjo en el coche uno de los peores momentos de mi vida, que prometí no contar aquí porque no quiero perder la poca reputación que me queda... si alguien vio Lemony Snicket de Jim Carrey y la escena del tren sabe de lo que estoy hablando... rocé la muerte, llegué a ver mi vida hasta los 7 años... bueno, que al final lo cuento así que me callo.
Fuimos a ver la casa de La Quinta del Melque, a las 21.20, a la que tenemos que acceder por un camino lleno de barro con muchos huecos, unos árboles de hoja caduca que acojonan demasiado y al final de todo una verja grande... Como era pronto fuimos a un bar del pueblo, más bien, el bar del pueblo, donde atendía una tía rubia muy decente, que estaba con un chico raro y sus padres hablando y al poco entraron dos hermanos vestidos de cazadores (que según la gata follan entre ellos)... Como única publicidad, una chica tipo playboy de pueblo con un instrumento de labranza de la empresa Construmaq para vender una vareadora de aceitunas... la foto es esta . La mocina es la misma, pero con otro tipo de anuncio. A ver si meto la foto del movil que no tiene desperdicio.
La cosa, y lo importante, a las 21.50 fuimos de nuevo allí, a la verja de la casa, detrás de unos cuantos coches. Iban 10 personas en 5 parejas (cuatro de hombre-mujer y otra de una tía que parecía lesbiana y su amiga fea como Gollum comiendo un limón podrido) que iban a celebrar el cumpleaños de uno de ellos, dos parejas más (unos muy majos de Tarragona y otros insoportables de Zaragoza, un pedante de la ostia y sin puta gracia), y nosotros, la Gata y el Viti.
Eran las 22.00 horas, no se veía nada de nada, todo era oscuro, noche encapotada, con muchas nubes y muy poca luz de luna, cuando muy al fondo vemos a un chico con camisa marrón y pantalones de cuadros que se acerca con un único quinqué, una pequeña lámpara con una vela. Tenía la cara totalmente blanca y una sombra de ojos negra. Sus dientes eran amarillos. Aún así, su cara aniñada le daba un aspecto tierno a la par que cruel. Su pregunta fue ¿cuántos sois? ¡¡Contaros!! Uno dijo en voz baja "Dieciseis", y el chico, que poco después descubrimos que se llamaba Amador, dijo "vale, podéis pasar, quedaos aquí". Pasamos la verja, la Gata quería escalar por encima de mí del miedo y nos llevó a la puerta principal de la casa, una enorme mansión con una enorme finca que parecía que había sido un colegio o una residencia en algún momento de la historia. Más acojonante todavía.
Cuando los 16 estábamos delante de la puerta, Amador dijo "¿Nadie piensa llamar?". Alguien llamó, el hombretón del grupo de 10 que al final fue uno de los más acojonados, y de repente...
A partir de aquí todo tiene que ser secreto, no se puede revelar absolutamente nada de lo que ha pasado, si quieres vívelo tú mismo. Sustos, emoción, intriga, dolor de corazón sobresaliente, dolor de cabeza y barriga de tantas risas que te echas, algo totalmente sobrenatural, de verdad. Yo me esperaba algo de miedo, pero esto no es mucho miedo, ni siquiera lo siguiente, sino una de las experiencias más fantásticas y maravillosas de mi vida. Gracias a los grandes actores y actrices por haberlo hecho posible, y gracias a la Gata por estar a mi lado (a veces, siempre que no hubiera que correr mucho, claro está) en otra experiencia nueva de Bubba y Gump.
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