miércoles, 18 de abril de 2012

En la Posada de las Animas (1ª parte)

Sí, estuve allí. Ese lugar donde van los de Telecinco después de sus programas, donde los tronistas buscan pretendientes, donde los pretendientes se enfundan camisetas de licra para buscar confidencias, donde Gran Hermano vive su fiesta después de cada gala o cada debate...  y el Viti estuvo allí.


Lo primero que tengo que decir es que no era la primera vez que iba, sino la segunda. La primera fue hace dos años, en la misma época porque estaba decorado de la feria de abril, eso es con una tela blanca y verde y algunas casetillas pequeñas dentro, vamos las gogoteras como si fueran casetas de la feria de abril. Ese día no habia famosos, había reservado y no nos dejaron pasar... pero esta vez no fue así.


La Posada de las Animas es una "discoteca" que realmente no llega a ser discoteca del todo. Es como un pub grande, con dos plantas y decorado muy barroco. No es grande, no es un Buddha, un Garamond, un Pacha o un Joy y Eslava en Madrid. Es pequeño, cobran 12 euros por entrar y te dan una consumición en copa de balón con no mucho hielo, lo que supone un copazo de la hostia vamos. 


Allí fuimos la Gata Encerrada y yo. Tuvimos nuestras dudas porque a la 1 de la mañana nos quedamos dormidos en casa viendo Gran Hermano, algo bastante común entre la gente que conozco porque, por muy divertidas que sean las galas, nadie aguanta cuatro horas de programa y menos cuando trabajas al día siguiente o en ese mismo día te has metido un viaje en coche de una hora y otra hora en avión. Ese mismo día vi a David Delfín por la calle y a la Gata le invitaron en el McDonalds a comer la nueva hamburguesa "McOlimpica" a cambio de la cual tuvo que contestar a preguntas sobre su sabor, textura, imagen y demás... un chollo es Madrid ya ves.


A ver que me pierdo. Nos quedamos dormidos y nos despertamos a las 02.15 con el Horoscopo de Esperanza Gracia. La Gata se fue a maquillar, yo a cambiar y ponerme mis mejores galas (pantalón beige, camisa a cuadros y chaquetita verde a lo Macario de José Luis Moreno) y casi a las 3 despues de pillar un taxi, llegamos a la Posada de las Animas. La Gata decía "Estoy aqui por ti, como no haya ningun Gran Hermano te vas a acordar"... Le invité a la entrada (como no iba a hacerlo) y entramos.


Había muchos hombres y menos mujeres. Los hombres eran fisicamente corpulentos, la mayoría habían cenado esteroides y se envolvían de camisetas de lycra que querían reventar mientras los pezones se les ponían duros y amenazaban con resquebrajar las costuras finas de las fibras de esa lycra mezclada con algodón. Sus caras eran de brutotes, no tenían cuello y sobre todo tenían algo parecido a las chicas que bailaban allí. Tanto hombres como mujeres tenían escote. Las mujeres en cambio parece que venían vestidas de casa pero en la puerta, a cambio de dar la entrada, tenían que resquebrajar parte de su vestido o quitarse alguna prenda, porque había allí algunos vestidos de 20 euros de HyM que ya no los pueden revender ni por 6 con 50. 


Fuimos a pedir nuestras cositas a la barra, yo arriesgué con un Red Bull, como las noches míticas de los viernes de Naseiro, mezclado con un whisky Johnny Walker. Agarré la copa y la Gata y yo nos fuimos de paseo por el bar a ver quien estaba. Nos fuimos al reservado, que ya no era reservado y sólo había pijos de esos con grandes matas de pelo como nidos de cigueña en el campanario, como zarigueya muerta en una carretera, como dos ratas abrazadas bailando con abrigos de visón, matas de pelo enorme que yo envidio pero que si la tuviera nunca lo pondría con esa cortinilla que tapa los ojos porque ¿para qué quiero ojos si no puedo ver con ellos porque un enjambre de pelo me los tapa? Peinados raros ya se sabe.


Estábamos arriba, no vimos nada, la Gata ponía cara de "¿para esto salí de casa y me maquillé?" cuando, bajamos las escaleras, volvimos a la primera planta y allí, enmedio de la pista, dentro de un sitio con cadenas, en algo parecido a un reservado, encima de una pequeña plataforma reconocí a ella. Una chica alta, con cara desagradable pero que no llegaba a tener esa de oler mierda como en la televisión. Ella era Verónica, concursante de GH 12+1, y a partir de ahí comenzó una de las noches inolvidables de mi vida... y claro, para saber conversaciones y gestos... mañana en El Blog del Viti... ahora ver la gala de Gran Hermano con los expulsados en el plató es como ver a mis coleguillas de fiesta con la profe Mercedes Milá.

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