martes, 3 de mayo de 2011

MI PRIMER DIA DE PISCINA

Ayy, que sí. Lo puse en mis compromisos de este año y hoy, tres de mayo de dos mil once, he comenzado a ir a la piscina. Esa piscina queda a casi 800 metros de mi casa, contado con GPS por lo tanto entre ir y volver ya camino más de kilómetro y medio, que es el triple de lo que venía haciendo con regularidad, pero aparte nado. 


Bueno, antes de nadar me apunté. La verdad es que me dio la venada a eso de las 16.30 horas, viendo el Sálvame. No sé si fue por hablar de Rosa Benito tirándose en helicóptero al agua y después nadando hasta la orilla, que me entró unas ganas de bañarme enormes. En otras ocasiones me hubiera ido a la ducha pero esta vez me cogí mi bañador, gorro azul, gafas doradas, chanclas y toalla. Lo metí todo en la mochila y me fui al trabajo.


A eso de las 7 y pico salí de allí, ya sin muchas ganas de ir porque tenía la cabeza mareada de tantas cosas, pero mi fuerza de voluntad por primera vez ganó a mi pereza y en vez de salir e ir hacia la izquierda hacia mi casa, me fui a la derecha, recorrí los 800 metros y llegué a la piscina. Cierto es que casi me dio el flato de tanta caminata, pero lo importante, llegué a la recepción del lugar.


Allí había una mocina joven que me explicó todo para hacerme el carnet, el cual me costó nada más y nada menos que 56.83 euros para después pagar todos los meses unos 28 eurazos. Con eso tengo para la piscina, el Spa y el Gimnasio. Entré dentro del vestuario, me cambié y me duché para ir dentro. Crucé la puerta y aparecí en la piscina. 8 calles de unos 25 metros, una piscina en buenas condiciones y en ese momento poca gente. No sabía en que calle ir hasta que me fijé que cada una de ellas tenía un cartel. Dos de ellas tenían el cartel de CURSO, otras dos de CALLE RAPIDA, otras dos de CALLE LENTA, una de CALLE LIBRE y otra de CALLE DE RECREO. Todas estaban ocupadas menos una, esa una era una de las calles rápidas. Yo, crecido, con una mezcla de Phelps y Thorpe en mi mente y mi cuerpo, me metí en esa calle rápida. En ese momento vi como dos de los monitores hablaban entre ellos mirándome para a posteriori esbozar una pequeña sonrisa... cosa que no me gustó, pero tampoco me importó. Supongo que yo en la calle rápida era algo de lo más curioso, pero allí estaba.


Para hacer honor a mi calle comencé a nadar. Hice mis primeros 25 metros perfectamente, con una natación sincronizada perfecta, totalmente rítmico. Los siguientes 25 ya me costaron bastante, llegando a la esquina y teniendo que hacer una paradinha de un minutito. Cuando me di la vuelta observé otra vez el cartel y me incitó a correr para el otro lado... pero tanta emoción le puse que a mitad de ese largo me dio tal calambre en el pie derecho que empecé a sufrir. Entonces comencé a nadar pero arrastrándome por el agua, poco a poco, sin ver el final... hasta que llegué para poder reposar un poco. Esperé un tiempo, tanto tiempo que entró un señor mayor, con un bañador de esos de Turbo marcapaquetes, algo como neopreno y un gorro amarillo, que se puso a nadar como lo hacen las señoras en la playa: palmas unidas, estiramos brazos para adelante, insertamos cabeza en el agua con los labios como soplando, y empujamos el cuerpo poco a poco para nadar y avanzar hasta el final.Lleno de valor me tiré otra vez, haciendo mi cuarto largo, y éste bien, pero ya con miedo. En el camino me crucé con el señor y creo que hasta me escupió, supongo que tonterías mías. Otros tres minutos de descanso y un señor, este atlético, de los que se merecen la calle rápida, se metió en el agua y a nadar como un loco. En poco tiempo había hecho más que lo que yo puedo hacer esta semana, aún así le seguí e hice algún otro largo... y llegó el problema.


Estaba yo descansando por sexta o séptima vez en una esquina, esperando que mi cuerpo se recuperase para poder afrontar otro largo, cuando el señor mayor se puso a mi lado. Sufría y respiraba con dificultad. De repente se acercó el otro señor, que sólo había visto al señor mayor y le dijo "¿sale usted?" y le dice el mayor "Tire, tire". El señor Lopez Zubero se dio la vuelta y para pillar impulso estiró su pie... pero ese pie no dio en la pared de la piscina, sino en la parte izquierda de mi ombligo provocando, en el momento del impulso, un leve dolor del cual todavía me estoy recuperando. El señor Lopez Zubero ni se dio la vuelta para disculparse... quizá tengo la barriga dura y no notó la diferencia con la robusta pared... quién sabe.


La verdad es que me hice otro largo y me fui, a esa zona de spa que había, donde hay duchas relajantes que tienen agua caliente a 90 grados y pasa en un momento a agua fria a 5 bajo cero provocando en mi cuerpo un frío horroroso, gritos internos, disminución del tamaño de mi pene y evacuación... más bien cagándome en el momento que quise meterme en el spa.


Me fui a duchar, para irme ya, mucho mejor. Escuché conversaciones sobre todo de fútbol con alguna gracia de un niño que dice que sus jugadores favoritos son Messi y Ronaldinho... ahí está, cuatro años y todavía se acuerda de Ronaldinho, qué grande el chaval. Me cambié, me cogí mi mochila, le di las llaves a la mocina y me fui. Hoy fue mi primer dia y mañana volveré... aunque sea por amortizar los 56 eurazos que me ha costado el tema y ganarme el six pack alrededor del ombligo.


2 comentarios:

Unknown dijo...

VITI ERES MI HEROE!!! jejejeje, ya no recuerdo cuando fue la última vez q acudi a la piscina y todo por no aguantar a la gente.
ANIMO!!! Muchos besos

El Viti dijo...

Jajaja, gracias. La verdad es que aquí no tiene mucho que ver con la de allá, porque no hay tanta gente, pero la hay,sobre todo señores y señoras. Ya me voy adaptando más al tema... costó pero estamos en eso.