La droga es mala, la búlgara ni te cuento

Sí estimados lectores, lectoras y lectoros, la droga es mala. Gracias a mi colaborador Pantera Afónica que buscó en varios periódicos de India, Guatemala, El Salvador, Islas Fidji, llegó a Bulgaria y descubrió una noticia que me ha dejado más que atónito, ojiplático, más anodadado que el gato de Tonterías Las Justas (por cierto, un saludo al guionista que me lee, a ver si nos conocemos).

La historia es real, aunque no lo parezca. Un día un chico llamado Angel Atanasov le dio por probar drogas ahi con sus colegas. El problema es como a mí el garrafón del sábado, que no le sentó bien y empezó a flipar. Unos ven a David el Gnomo corriendo por el pasillo y metiéndose debajo del sofá, otros ven al protagonista de Mi Pequeño Pony volando llevando como jinete un Gusiluz que se apaga y enciende... pues este no, a este le entró la paranoia.

Entonces el señor Atanasov se empezó a sentir mal y lo primero que hizo fue meterle un corte a su nabo, cipote o cimbrel arrancando parte de él. Debió de dolerle. Su padre, que supongo que le escuchó gritar en búlgaro, llegó donde estaba él y el otro lleno de sangre de pene y con el cuchillo amputador en su mano le cortó un cacho de oreja al padre. Entre gritos y sudores se pilló un coche de un tio que pasaba por alli (cualquiera no se acojona al ver un tio desnudo, sangrando por los huevos, y en la mano un cuchillo... vamos ni en Resident Evil en 3D) y empezó a conducir... Iba todo metido ahi (iria escuchando Daddy Yankee o Don Omar) cuando se salta un semáforo en rojo y se lleva una motocicleta por delante.

Entonces nuestro amigo Angel, viendo que la había cagado más que Trillo gritando el ¡Viva Honduras!, se pone a correr hacia una granja, pero ¿para qué? ¿para esconderse? Por favor, nuestro amigo Atanasov no hace eso. Él se coge un mechero y le prende fuego al pajar, porque él lo vale (supongo que incendió el pajar para que le trajeran agua, que las drogas tienen ese efecto). En el pajar encontró un hacha, que cosas mira tú, y casualmente había por allí un cordero, al cual asesinó vilmente y ahí lo dejó. Y ya después de cortarse el nabo, cortarle la oreja a su padre, robar un coche, saltarse un semáforo en rojo (mira tu, lo más leve), llevarse una moto y a su piloto con ella, coger un hacha, matar a un cordero desvalido y quemar un pajar... al fin viene la policía. ¿Pero qué estaban haciendo? ¿Comiendo donuts o tomando algo en Casa Balsa o la Ruanova? Entonces nuestro querido Angel, desnudo, sangrando por los cojones, con un cuchillo en la mano y en la otra un mechero, viendo como ardía el pajar de la granja, se ve acorralado.

Ante esto, una persona normal se daría por vencido, pero una persona como Angel Atanasov con más droga en su cuerpo que el camello marroquí de Pocholo en su furgoneta, no lo hace. Él se va corriendo a una torre de alta tensión y empieza a ascender por ella. No sé que esperaba con eso, ¿llegar al sol? ¿pillar la Nube Kinto de Songoku y marchar volando?. Pues a nuestro búlgaro favorito, más ya que los pastelitos, le mete una descarga enorme la torre esta y cae al suelo.

Actualmente se encuentra en cuidados intensivos en un hospital búlgaro y los médicos temen por su vida. Pensándolo bien ¿le valdrá la pena despertar? ¿Si se levanta dirá algo así como "buah tio, vaya pasote el otro dia"? ¿Pedirá perdón a su padre, al señor al que le robó el coche, al de la moto, al granjero, al cordero y a la policía? ¿Podrá mear?

Ay Angel, de bueno solo tienes el nombre... y esa experiencia, que no te la quita nadie, ni a tí, ni a tu padre, al cordero,...