lunes, 19 de diciembre de 2011

Viví un partido con los Riazor Blues (1ª parte)

Que si, que estoy aquí. Es que la semana pasada estuve demasiado cansado para poder inspirarme, y claro, la gente quiere calidad, no quiere cualquier cosa (en enero empezaremos a hablar de GH 12+1 o GH 13, la calidad hecha programa). Y tenía prometido, algo que ya me recordó el Perro Enjaulado, el contar lo que me pasó en Valladolid y como viví un partido con los Riazor Blues, los ultras del Depor. Supongo que también me caerán palos, pero... el que no arriesga no gana.


Por cierto, gracias por las ya más de 20.000 visitas que tiene esta página y a todos los que lo leen y me lo dicen por la calle, que me pega cada subidón y me alegra el día tanto como Marco viendo a su madre o Heidi viendo a Clara andar (algo que nunca entendí, el aire de las montañas hace que una paralítica camine... ¿no será que tenía las piernas dormidas? A mí me pasa, que se me queda a veces la pierna tonta y camino raro... bueno, eso siempre, pero raro de que muevo sólo una pierna. Clara parece tonta, lo que hace confirmar mi teoría).


Y si tal ya empiezo y voy al tema, que me lío y no llego a nada. Pues sí, un día nos fuimos a ver el Valladolid vs Deportivo de la Coruña al campo de Nuevo Zorrilla, no es lo mismo un lugar que es el Nuevo Zorrilla que un lugar con nuevas zorrillas, vamos renovación de putas que hay en los putis, nuevas remesas de sudamericanas y señoras de buen ver del este de Europa. Delante del Zorrilla había un Carrefour y ahi nos fuimos a ver el partido de la final de la Copa Davis con Nadal. Bueno, en el Carrefour no, no en ese lugar alucinante donde hay mil televisiones encendidas con el Salvame y ver a Karmele multiplicada por mil acojona más que mucho. No, era en una cafetería, cafetería en la cual una señora llamó bobo a mi hermano porque yo imitaba a Terebere (algo que no entiendo,creo... bueno, era una familia de esas que se sientan a comer y no hablan. Madre, padre, hijo e hija y ni una palabra, sólo miraban a los de alrededor y claro, provocan carcajadas sobre todo porque la madre era la tipica teniente, el padre el tipico dominado, la chica parecia normal y el chaval es de esos cuyo mayor logro de su vida es conseguir llegar al nivel 40 en el World of Warcraft y conseguir puntos de maná y +3 de defensa con el Casco de Arco Agostado. También allí iban llegando ultras de estos. 


Estos ultras son algo flipante. Primero que llevan esa camiseta del Depor ajustada tanto que se les ve el hoyuelo del ombligo, otros con la bufanda o la sudadera, y toda esa equipación te otorga inmunidad diplomática, es decir, puedes hacer lo que quieras que lo que vas a conseguir es que la gente te mire y se ría en tono afirmativo. ¿Puedo hacer yo eso con unas bermudas azules y mi camiseta de Bob Esponja? No. ¿Por qué? Porque dirán "pobre chaval, que lo vuelvan a internar". Pero te pones a cantar como un loco "Ale Depor alé alé alé alé puta Celta oe" y ya está, inmunidad total para todo. Ahí, dentro del Carrefour se acercó un gitano y me dijo "mi mujer también es de Coruña" y se me acerca la mujer y me dice "a ver si ganamos ehh jeje". La primera pareja de gitanos que me cae bien, tengo que conocer más esa etnia, siempre les envidié esas bodas que duran 3 meses, con la madrina de 150 kilos vestida de verde semáforo y todos bailando con Camarón, Lola Flores o lo último del Barrio.


Cruzamos la carretera, volvimos al campo, compramos la entrada los primeros, gracias al Frijol Avispado y entramos para dentro. Como allí, se vivió otro mundo diferente que nunca había conocido y para darle en la cabeza a Perro Enjaulado... eso será mañana, la segunda parte de "Viví un partido con los Riazor Blues".

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