domingo, 16 de diciembre de 2012

DUBLIN - viernes

Nos despertamos la Gata Encerrada y yo (debo cambiar el nombre a ella, porque claro, ya parece un poco Gandía Shore y no es plan), nos equipamos y para fuera. Por cierto, desayunamos en la habitación porque había allí un hervidor de agua y sobres de Nescafé gratis. A mí que me gustó vamos.

Salimos, gastamos los 30 euros el día antes para coger el autobús de tres días, así que nos montamos en el turístico y nos fuimos a la Catedral de San Patricio. Una catedral muy catedral con sus estatuas, sus muertos, sus bustos,... como cualquier catedral. Nos salimos, montamos en otro autobús y nos fuimos a la Cárcel de Kilmainham. La verdad es que impone la cárcel, ahí con sus celdas, con sus dibujos carcelarios, con su patio de la cárcel. El señor que nos lo explicaba tenía muy mala pinta, con su barba blanca de señor carcelario pero a la vez comprensivo con la causa. En el patio se puso delante de una pared y dijo algo así, en dublinés conste "Aquí los fusilaron"... La verdad no es muy agradable saber que hace casi 100 años ahí comenzaron los alzamientos y se fusilaron a hombres como sino hubiera mañana. Bueno, después de ese momento, otra vez el bus y ya vimos Dublín. ¿La fábrica de Guinness? Yo cuando era pequeño fui a la fábrica de la Central Lechera, supongo que sería lo mismo pero cambiando vacas por cebada. 

Como el día antes habíamos cenado en el McDonalds, el viernes lo mejor era comer en el Burger King. Allí las hamburguesas saben peor que en España y compré unas cositas rellenas de jalapeños, tipo croquetas que estaban más que buenos... pero muy muy muy buenos. A ver si llegan a España. Después la tarde de compras, visitando la calle O Conell Street y Grafton Street (había un grupo de 5 chicos de unos doce años sin todavía pelos en los huevos cantando como los ángeles, con sus guitarras y todo, el grupo perfecto para el "Tú si que vales" o "You if that worth" de allí), y después al Temple Bar a disfrutar de una pinta de Guinness (más de 5 euros por medio litro de cerveza rica) y escuchando música en directo, como es común allí, tan común como aquí las tapas. Nos fuimos a un Spar a comprar la cena (un Spar, antes llamado Summer en el barrio dónde vivia en Asturias), nos fuimos al hotel, vimos un X Factor (lo único normal en los cinco canales que había en la tele, y uno de ellos era la pública con una hora menos) y de nuevo a dormir. Conocido Dublín por dentro, ahora quedaba verlo por fuera... Mañana más, que nos vamos en furgoneta con españoles de excursión... pero eso mañana, o pasado, o ya veremos.

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