martes, 11 de diciembre de 2012

DUBLÍN - Jueves

Después de unos días en mi casita, con eso de las vacaciones del puente de la Constitución, pues me fui con la Gata Encerrada a Irlanda, más concretamente Dublín, ahí en una isla del norte, con el frío y esas cosas.

Me desperté a las nueve y media porque mi asistenta Miriam, la cual he descubierto que es sumamente religiosa ya que le vi un papel que ponía "No al Halloween, no a las fiestas paganas, ya lo decía Mateo en el versículo no se qué de su Evangelio", pero después me fui para la cama otra vez, que para un día que tengo para dormir lo que me dé la gana... pues aprovecho.

Me despierto, voy a la compra, como sushi (qué vicio que le tengo), cojo la maleta (pequeña para ir con Ryanair), me subo al metro y coincido con la Gata Encerrada, mi compañera de viaje por quinta vez. Ya hemos estado en Roma, Venecia, Amsterdam, Lisboa y esta vez iba a ser la primera en la que cruzábamos mar... tampoco mucho mar.

Llegamos al aeropuerto, con mucho mucho tiempo de antelación y con los billetes en la mano (así no perdemos el avión, que viendo como somos la probabilidad es demasiado alta). Bien, la torpeza esta vez la trajo la Gata. Ella, tan previsora como siempre, trae un candado para poder cerrar la maleta. Esperando el avión. Mete el bolso dentro de la maleta con el resto de la ropa y aparejos varios (le dejaron pasar un bote de espuma rizadora, porque no se enteraron, que si llega a tener gas venenoso ahora mismo este blog estaría cerrado), el DNI y la tarjeta de embarque fuera y cierra la maleta con el candado. En el momento de que suena el "click" se escucha un sonido sordo que mezclaba la A con la O, un aire sonoro que salió de boca de la Gata, le miro y le digo "No, no puede ser", ella me dice "sí"... Había metido la llave del candado dentro del bolso que estaba en la maleta. La forma de abrirla era totalmente imposible, no había posibilidad de abrir el candado con nada. Probamos con un clip, haciendo fuerza, hicimos cálculos aritméticos y geométricos pero no sacamos nada en claro. Las tiendas en esa terminal estaban cerradas (dudo mucho que en las tiendas de aeropuerto vendan sopletes o serretas metálicas), también no tendría mucho sentido preguntarle a alguien que nos la abriera porque igual pensaba "ya ya, seguro que la pillásteis a un despistado ¡ladrones!". Así que resignada la Gata, nos metimos en el avión de Ryanair.

Como siempre en esta compañia se vuela bien, pero las rodillas llegaron hechas un desastre, estaba en la última fila, con la maleta debajo del asiento por falta de espacio en los compartimentos superiores (así los llaman), los de mi izquierda no pararon de hablar en todo el viaje contando durante dos horas gilipolleces varias, comprando benjamines de champán, invitando a una que estaba en la fila 6, levantandose para llevarle el benjamín... hasta los cojones acabé.

Aterrizamos, llovía como nunca, un viento tipo vendaval, agua, aire... y nosotros sin saber qué autobús teníamos que pillar. Buscando en un sitio, en otro, yo con el abrigo que me dejó mi hermano (un canguro de esos de Carhatt... muy buen servicio), la Gata con mi sombrero relleno de pelo falso tipo ruso. Después de media hora saliendo y entrando del aeropuerto, moviendonos de un sitio a otro, le pregunto a un autobusero dónde está el autobús 44, el señor me mira extrañado... Dos días después me enteré que el 44 salía de a saber dónde y llegaba a un pueblo muy a las afueras por lo tanto menos mal que seguí la intuición de la Gata y cogimos el 747 que nos llevaba a Dublín.

Nos bajamos, descubrimos que Dublín es una ciudad muy pequeña y aunque en el mapa parecía que nos quedaba una hora de caminata al hotel, se quedó en un cuarto de hora escaso. Por supuesto, como es ya tradición, se cenó en el primer McDonalds que apareció en la calle. Después nos fuimos al Lesson Inn Hotel, que está en una casa georgiana al lado de un nightclub. La chica que nos atendió en la recepción era sudamericana, de esas que habla mezclando inglés y español como "si ustedes salen más tarde de eleven o clock, tendrán que pagar un extra charge".

Arriba nos fuimos, duchita, descubrimiento de la tele de mierda que tiene Irlanda y a dormir que al día siguiente había que empezar a investigar... Así que, mañana más.


No hay comentarios: