viernes, 22 de febrero de 2013

ANTIGONA

Hoy era un día especial para mí. Después de haber visto GH y cualquier tipo de cosa no cultural en la tele, quise culturizarme e ir por primera vez en 8 meses que llevo aquí al teatro. Cierto es que no me llamaba ninguna obra de las que hay por ahí: ver a Concha Velasco bailando no me tira, a Pepe Viyuela de guardián de una casa encantada pues como que tampoco, tragarme la pastelería de Sonrisas y Lágrimas... pues como que no.

Pero ete aquí (si así bien se escribe) que uno de los actores que admiro desde chiquito, se convertía en director y actor a la vez en Antígona. Tuve que coger esa entrada, 22 eurazos pero como si costara 40... era la oportunidad de verlo. Pero es que encima, estaba Najwa Nimri, uno de mis mitos eróticos de joven con pelis como Lucía y el Sexo o la enormísima Los Amantes del Círculo Polar y cantante con Carlos Jean... si es que hasta tengo sus discos originales, comprados bien comprados. También está Toni Acosta que cada vez que sale en la tele eclipsa todo lo que hay alrededor. Esa señora con belleza dispersa pero que representa perfectamente todo lo que hace. Aquí le ponen barba a Berta Ojea y prometía. Después tres tíos más, con Sergio Mur y otros dos chicos (Nico Romero y David Kammenos) a los cuales a priori no conozco. El cartel sangriento ya me llamaba, Rubén Ochandiano iba a estar ahí, ese viernes 22 a las 8 de la tarde, ver a un tío nominado al Goya, que aparece en una película de Almodovar (los abrazos rotos), al que conocí en "Al Salir de Clase" como un tío pequeñito y tímido pero con un potencial enorme. Está claro que nunca tanto arte y tan buen hacer ha entrado en un cuerpo tan pequeñito.

Allí llegué, a las Naves del Matadero en Madrid, sala 1, cogí la entrada en taquilla, unas chicas me pidieron que les hiciera una foto delante de algo rosa y ellas pusieron morritos mientras decían "ummmmm" con los labios (mis principios se vieron diluidos en ese momento). Aguanté tiempo, abrieron las puertas y entramos. Yo tenía la primera fila, estaba ahí sentado, esperando, viendo como Berta Ojea, mujer barbuda, se entretenía, pensaba con las cartas, miraba la luna, hacía conjuros, cogía el teléfono... qué nervios. Al fondo unos columpios... ¡Qué espectáculo!

A las 20.05 se escucha una voz que dice algo así como "La función de hoy se suspende porque uno de nuestros actores está enfermo, pasen por taquilla para reembolsarle el dinero". Nos miramos, nos reimos, hasta que llegó el chico que nos sentaba y nos dijo "Sí, esto no es parte de la obra, yo es la primera información que tengo".

Así que me salí, fui a la taquilla y mi gozo se convirtió en un pozo. Me van a devolver los 22 euros, no así el 1.50 euros de gastos de gestión. Me pillé tal cabreo... Joder, es que es verdad, pido de salir de trabajar antes para ver una obra de teatro (caras raras de jefe), llego corriendo a casa, me cambio y me pongo mis mejores galas para ir al teatro, me cojo dos metros, veo el Matadero (bien bonito es), espero más de media hora hasta que abran puertas, me siento, espero un cuarto de hora y...¿me tengo que volver sin espectáculo? 

Joder, de verdad, entiendo la enfermedad, pero tengo un cabreo dentro que no veo. Para una vez que me voy a culturizar, no lo consigo, para una vez que pudo ver y casi tocar a Rubén, no lo consigo, para una vez que me independizo y me voy sólo a ver un espectáculo de casi 4.000 pesetas (24 euros al cambio), no lo consigo... Y ¿ahora qué? La próxima semana ya no puedo ir y por semana imposible saliendo casi a las 8 del trabajo, me queda el finde... ¿Sabéis qué? Tengo que ver esa obra, así que, aunque muy poca gente lo entienda, volveré a comprar la entrada en primera fila, volveré a gastarme los 22 euros incluso antes de que alguien me lo devuelva, volveré a intentar verla... pero como no lo consiga la próxima vez... joder, esto sí que es irte chof a la cama. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

TÚ LO HAS DICHO, EL OBJETIVO ESTÁ CLARO, ASÍ QUE A LEVANTARSE DE NUEVO Y A CONSEGUIRLO...